Rusia

Viernes, 01 Abril 2022 21:06

Los que en nuestra infancia o en nuestra juventud soportamos los últimos años del franquismo, y sus consecuencias nefastas, veíamos a los países socialistas desde un punto de vista romántico, y eso hizo que muchos de nosotros anheláramos un país así, pensando que ese era el sistema más adecuado para que la población no estuviese tan polarizada, y que los ricos no fueran cada vez más ricos, ni los pobres más pobres, sino que todos, en mayor o menor medida, pudiéramos disfrutar de los beneficios de lo que se empezó a llamar estado del bienestar, cuando, después de la dictadura, el PSOE inició una subida vertiginosa, se instaló en el poder y perduró casi catorce años.

Sin embargo, todos los que abrazamos en su día aquellos principios socialistas, quizá por no habernos desprendido todavía de nuestras ideas románticas, a veces creemos que la población, en general, vive actualmente como nosotros hace veinte o treinta años, lo cual no es cierto, pues ha aumentado, tanto a nivel mundial como en nuestro país, la brecha existente entre ricos y pobres, siendo cada vez menos los que están en un término medio.

Sin embargo, no todos los países son iguales, ni todos distribuyen su riqueza de una forma equitativa, con independencia de cuál sea la ideología de los gobernantes que ostentan el poder, aunque está claro que no es lo mismo pensar en términos socialistas, o social-demócratas, que hacerlo en términos neoliberales. Pero las dictaduras son todas absolutistas, y sean de una cuerda o de otra, protegen, defienden y benefician a sus miembros, mientras que la población sufre las consecuencias de esa dominación; y Rusia, que pasó de ser una dictadura de izquierdas a un país, más o menos, neoliberal, para ser en la actualidad una extraña teocracia, gobernada por el dios Putin, creo que en términos generales ha dejado de ser el país que nuestro romanticismo admiraba.

Cuando se le preguntó recientemente al secretario de prensa presidencial Dmitry Peskov, cuáles habían sido los logros de Rusia en los últimos 20 años, contestó: «Nada. Absolutamente nada», y eso es muy significativo, sobre todo viniendo de quien venía.

Según los Kremlin Bots (comentaristas políticos anónimos de Internet patrocinados por el Estado y vinculados al gobierno de Rusia), Putin sacó al país de la devastación causada por los liberales de los años 90 y trajo prosperidad con su puño de hierro. Pero esto, evidentemente, no es algo que haya que tener demasiado en cuenta, pues es mera propaganda. Sin embargo, existe una idea paralela opuesta, que está cobrando cada vez más popularidad entre los rusos, y que, posiblemente, se ajuste más a la realidad sobre lo que pasa en Rusia en la actualidad.

La Unión Soviética tardó sólo 16 años en enviar al primer hombre al espacio después del final de la Segunda Guerra Mundial, pero en los últimos 20 años, Rusia —y es sólo un ejemplo— no ha aprendido a diseñar sus propios ordenadores. Las fábricas locales han sido cerradas, y los grandes grupos occidentales, como VW, Citroën, BMW, KIA, etc. (los que ahora se están marchando de Rusia, o se han ido ya) abrieron fábricas allí con propiedad, gestión y tecnología procedente del extranjero, repartiéndose los beneficios entre las corporaciones occidentales, algunos oligarcas y ciertos funcionarios, lo cual es muy significativo.

La moneda nacional, el rublo (que ahora está bajo mínimos), pasó antes de la guerra de Ucrania de 28,16 a 74,02 rublos/dólar, mientras que los salarios se estancaron, sin haber imprimido más dinero. ¿Por qué?, quizá para evitar una inflación vertiginosa. 

El precio de la gasolina para los ciudadanos aumentó en esos 20 años un 483% (de 7,2 a 42). Y eso sabiendo que la mayoría de los ingresos de Rusia provienen de la exportación de crudo.

El número de funcionarios se multiplicó por cinco, pasando de 485.566 a 2,4 millones, todos ellos, suponemos, afines a Putin.

La población de Rusia es aproximadamente la misma que hace 20 años, mientras que millones de inmigrantes han recibido la ciudadanía en ese periodo de tiempo de los países a los que han emigrado. Al menos 150.000 ciudadanos, muchos de ellos con excelente formación y habilidades comerciables, dejan el país cada año que pasa para no volver.

Rusia gasta en defensa mucho más que el presupuesto de educación y salud juntas.

El número de hospitales sufrió un retroceso de un 50% (de 10.700 a 5.300). Esto apunta a la conclusión lógica de que la población de Rusia es bastante más pequeña de la que oficialmente se da.

La cantidad de escuelas disminuyó en un 21% (de 68.100 a 41.349). La gente emigra a ciudades y pueblos más grandes en busca de trabajo, donde se superan las escuelas existentes, lo que hace que la calidad de la educación se vea afectada. Mientras tanto, el número de iglesias ortodoxas ha pasado de 19.000 a 38.649, aunque el nivel de religiosidad en la población ha disminuido. ¿Por qué se están construyendo entonces más iglesias? Por la sencilla razón de que la Iglesia Ortodoxa Rusa es una corporación estatal —se puede entender así— que existe con el objetivo de hacer ricos a sus accionistas y a sus altos directivos, lo cual se ha comprobado a través de fotos y vídeos sobre la forma de vida de muchos sacerdotes.

Hay dos encuestas que indican que el salario medio es de quince mil rublos al mes (200 dólares), y un tercio de la población no tiene suficiente dinero como para comprar calzado para todos los miembros de su familia; pero Putin afirmó que diecisiete mil rublos al mes es el salario de la clase media.

Rusia está en el tercer lugar del mundo en rankings por número de multimillonarios. Los enormes yates y las grandes mansiones de lujo repartidas por todo el mundo pertenecen a oligarcas rusos, y todos están al lado de Putin, que es quien los ha encumbrado a la gloria.

¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Putin ha comentado que ha construido un país en el que los rusos quieren que vivan sus hijos. Esto es totalmente falso. Los rusos sólo tienen miedo de que cambien las cosas, porque están divididos y hay tres millones de agentes de la ley, jueces en la nómina del gobierno y cientos de establecimientos penales para los que no aplaudan su gestión.

Quizá la invasión de Ucrania, que como todas las guerras, sólo persiguen intereses económicos, tenga mucho que ver con todo esto.

Putin ha destituido hace unos días a ocho de sus generales y a numerosos asesores. Parece ser que tanto unos como otros le habían informado mal de la situación en Ucrania, y esto ha hecho que Putin quede ante la opinión pública europea como un necio que no sabe por dónde camina. Y eso no lo perdona.

Le habían informado que en tres días Ucrania capitularía: Falso. Le habían dicho que muchos de los ucranianos eran pro rusos: Falso. Le habían dicho que una parte importante de los ucranianos eran pro nazis: Falso. Le habían dicho que Zelenski era un cómico sin carisma, que huiría enseguida del país: Falso. Y le habían dicho (o había imaginado él) otras cosas más que han resultado ser falsas. Sus objetivos iban a ser solamente militares, pero ya se ha visto la cantidad de edificios civiles destruidos y gente inocente muerta.

¿Habría que juzgar a Putin por crímenes de guerra? Posiblemente sí, aunque antes (y esto es un inciso) habría que juzgar también a Bush, Blair y Aznar por la destrucción de Irak y por la matanza de civiles. También se arrasó Afganistán y Siria, y en Occidente se ha protestado poco por eso, quizá lo veamos como más lejano o menos importante.

Pero volvamos al tema de hoy. Está claro que la OTAN no ha cumplido con lo acordado tras la disolución del Pacto de Varsovia, y ha anexionado a la organización militar a una serie de antiguos países, miembros del pacto, que no debía haber admitido; pero ¿es esto motivo para invadir Ucrania? ¿Es motivo de la masacre cometida contra civiles, niños y mujeres? ¿Es motivo para devastar el país de la manera que Rusia lo está haciendo? ¿Es motivo para destruir edificios emblemáticos? ¿No es más cierto que lo que pretendía Rusia era adueñarse de todos los recursos energéticos, industriales y económicos de Ucrania?

Hay muchas preguntas que hacerse sobre esta crisis, sin embargo el fondo último de todo ello no lo conoceremos de momento, y habrá que dejar pasar el tiempo para que la historia juzgue el genocidio que se está cometiendo contra el pueblo ucraniano.


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Modificado por última vez en Viernes, 01 Abril 2022 16:37

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